La escuela tiene un papel fundamental como agente protector de la salud mental convirtiéndose en un entorno seguro mediante acciones como rediseñar espacios y tiempos de forma que permitan atender de forma adecuada las necesidades de la comunidad educativa.
La salud mental de las personas se beneficia cuando sus necesidades de aprendizaje y de vínculo con sus iguales están satisfechas.
El profesorado es un factor clave para promover entornos seguros y para favorecer el desarrollo de competencias socioemocionales en el alumnado, así como para detectar situaciones de riesgo.
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