Acaba de publicarse un estudio de Anna Sosa, especialista en desarrollo infantil del lenguaje, que insiste en que los juguetes electrónicos que hablan generan menos conversaciones y menos respuestas de los menores que cuando juegan con bloques de madera, figuritas o libros, que provocan mucha más interacción verbal.
Los resultados de este trabajo constituyen una base para desalentar la compra de juguetes electrónicos y fomentar el juego con libros y juguetes tradicionales
Se comparó la conversación que surgía del uso de juguetes electrónicos (portátiles móviles de juguete y una granja que emite sonidos) con juguetes clásicos (granja con fichas de animales de madera, bloques de goma y piezas de distintas formas para encajar) y con la lectura de libros infantiles.
En las familias se entrega cada vez más pronto a sus hijas e hijos al uso de aparatos electrónicos. Los bebés aprenden a hablar y a relacionarse escuchando a sus mayores, entablar turnos de conversación durante el juego no sólo enseña lenguaje sino que además, ayuda a aprender habilidades sociales, a interpretar roles y a aceptar el papel de los demás.
El uso de tabletas, smartphones y otros juguetes electrónicos, incluso los comercializados como educativos, son un entretenimiento para las niñas y niños y no una herramienta para su desarrollo.
Se puede leer la noticia publicada en El País el 6 de enero de 2016, pinche aquí.
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