El Consejo Escolar de Navarra tiene su sede en el Palacio de Ezpeleta o de los Marqueses de Aguayo. Se trata de un edificio del siglo XVIII situado en la calle Mayor del Casco Antiguo de la ciudad de Pamplona. En el año 2005 fue sede del Conservatorio Navarro de Música Pablo Sarasate. Actualmente también es la sede de la Escuela de educadores y de la Escuela Oficial de Idiomas a Distancia.
El palacio se comenzó a construir en 1709 por el cantero Pedro de Arriarán y el escultor Domingo de Gaztelu para la familia de Agustín de Echeverz (marqueses San Miguel de Aguayo), gobernador y capitán general del Nuevo Reino de León en el virreinato de Nueva España.
Está dentro del espíritu de la Ilustración en el que Pamplona renovó sus edificaciones, demoliendo buena parte del caserío de los siglos anteriores. En esta etapa de gran actividad constructiva, irrumpió con fuerza un urbanismo con interés por las panorámicas, las vistas, las grandes plazas y parques, y la disposición escenográfica de los conjuntos monumentales.
La fachada es plenamente barroca y se compone de un gran cuerpo de piedra con almohadillado rústico, piso noble de ladrillo con balcones y remate con óculos en el ático. Destaca la gran portada de Domingo Gaztelu, de piedra blanca de Olza, que en 1843 Víctor Hugo calificó como «una égloga adornada con balas de cañón». Esto es debido a que lo componen motivos alusivos a la actividad militar —cañones, trofeos y guerreros— de sus primeros propietarios. La sirena también aparece con reiteración. A su descripción hay que añadir la escalera que parte del zaguán de porte noble y un gran patio posterior, que todo ello hace a este edificio uno de los ejemplares más notables de la arquitectura civil de la ciudad.
En 1800, el marqués de San Miguel de Aguayo, que residía en México, vendió el inmueble al conde de Ezpeleta, que le ha dado nombre hasta hoy, y que colocó sus armas sobre el dintel de la portada. Años más tarde pasó a ser propiedad del marqués del Amparo, y desde 1918 hasta 1999 fue colegio de la Compañía de Santa Teresa de Jesús.
En 2004 fue reformado por los arquitectos Manuel Enríquez Jiménez y Javier Barcos Berruezo, rescatando los elementos arquitectónicos de mayor interés.
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