El llanto no se asocia únicamente a la tristeza, el dolor, la angustia, la frustación o el miedo, sino también al alivio, la alegría y la sorpresa. La respuesta natural y saludable en un adulto maduro ante el llanto infantil es ofrecer consuelo.

La manera más adecuada de atender el llanto infantil es mediante contacto físico y emocional pudiendo deducir las posibles causas del llanto mediante la observación y el conocimiento que tenemos del niño o niña dejándole tiempo suficiente para que se exprese.
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