El análisis de la interioridad pasa por ser autoconscientes de la propia mente y de los procesos cerebrales que la generan. Datos neurocientíficos indican que uno de los puntos clave es el control voluntario de la reflexividad atencional, que nos permite hacernos conscientes de manera voluntaria y dirigida, y que la manera más eficiente de transmitirlo es a través del ejemplo, practicando regularmente el análisis de la propia interioridad.
Para profundizar en la tarea educadora, prestamos mucha atención a nuestro alumnado y hacemos actividades para ayudarle a que se conozca mejor a sí mismo. No obstante, a veces no hacemos lo bastante presente nuestra interioridad de manera intencionadamente (auto)consciente, movidos por una rutina diaria con frecuencia vertiginosa. Pero ¿podemos ayudar al alumnado a descubrir su interioridad, su ser, sin examinar periódicamente la nuestra? ¿Podría un ciego explicar qué son los colores a personas que no son ciegas?
Puedes hacer click aquí y leer al completo el artículo escrito por David Bueno y publicado en el número 253-254 de la revista Aula.
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