Los contenidos con los que se identifica la educación para el desarrollo, sin duda, son de gran relevancia; no obstante, a menudo es más significativo el enfoque con el que se presentan y abordan. Por ejemplo, partiendo del supuesto contrario al suceso que se va a estudiar, iniciar la historia del colonialismo moderno planteando qué hubiera ocurrido si, en lugar del descubrimiento de América por Europa, hubiesen sido los imperios americanos precolombinos los que hubieran llegado a Europa.
Estos enfoques tienen que vertebrar una narrativa con sentido, para que el alumnado pueda aprenderlos de manera activa, no como una retahíla de fechas o conceptos desconectados entre sí, sino como argumentos que puedan construirse a lo largo de un curso completo, como poco.
Puede consultarse el artículo escrito por Pedro Sáez para Aula de Innovación Educativa del mes de marzo de 2016 y con número 250, pinchando aquí para verlo.
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