Las profesoras y los profesores mandan deberes tanto por costumbre como para poder dar todo el currículum. Es algo rutinario en las escuelas. Siempre se ha hecho, y la gente no los ha puesto en duda hasta ahora. Las investigaciones han demostrado, en cambio, que los deberes muchas veces no conllevan beneficios. Es más, a veces pueden ser perjudicial para las niñas y los niños, para las madres y los padres y para el proceso de aprendizaje. El debate está sobre la mesa.
El año pasado Joxe Amiama publicó su tesis doctoral sobre los deberes. En total, investigó 18 escuelas, 723 alumnas y alumnos, 454 familias y 251 profesoras y profesores, de ESO. Planteó varias conclusiones interesantes: por ejemplo, no hay relación entre el tiempo que el alumnado pasa haciendo la tarea y los resultados académicos que obtienen, es decir, con las notas. El investigador ha explicado el por qué: en casa no tienen el apoyo de la profesora o del profesor. Hay alumnado que sabe qué hacer, y resuelve rápidamente los ejercicios, pero el que no lo sabe «da muchas vueltas, pasando el tiempo».
En Francia, el profesorado de Educación Primaria tiene prohibido mandar deberes a las niñas y a los niños. Después, en la realidad, hay quien los manda, por ello madres y padres hicieron una huelga en 2012 en contra. Pero, al menos el tema está legislado. Hay leyes en Bélgica, Inglaterra y en EEUU. En Navarra y en el País Vasco, por ejemplo, cada colegio o profesora decide. Amiama tiene claro que se deben regular por ley.
En Educación Primaria (niñas y niños de 6 a 12 años), no es un problema tan grande, ya que es una profesora o un profesor quien imparte las principales asignaturas. Pero, en Educación Secundaria Obligatoria (entre los 12 y 16 años), interviene en el aula mucho profesorado, y en demasiadas ocasiones hay falta de coordinación entre todos los trabajos requeridos. En eso, es el alumnado el que hace la regulación, según cuenta Amiama. «En clase, cuando la profesora de matemáticas les manda tarea para el lunes, todas y todos comienzan a protestar porque el profesor de Historia les ha mandado otro trabajo». Según Amiama, hay que evitar esas situaciones. El propio profesorado debe organizar esta situación.
La costumbre no es la única explicación. ¿Por qué manda deberes el profesorado moderno? El investigador de la UPV ha señalado el origen del problema: el currículum es muy amplio. En los últimos años ha ido aumentado y no se han sustituido contenidos. La profesora o el profesor anda con el tiempo justo para dar todo los temas. «Y entonces, ¿qué hace? Sacar de la escuela esos temas. Por eso hay más deberes al final del curso».
El investigador ha tenido contacto con las escuelas, pero por lo que dice, la tarea ha sido un tabú hasta ahora. Actualmente se perciben movimientos en diversas escuelas, pero siempre en «escuelas valientes».
Una de esas escuelas «valientes» es el colegio público Amara Berri de San Sebastián. «Hemos ido un poco contra corriente», dice Maribi Gorosmendi. «Las niñas y los niños no saben muchas veces para qué mandamos esos trabajos, y los hartamos». Estos trabajos les quita mucho tiempo y son fuente de problemas en la familia. «Las niñas y los niños pasan mucho tiempo en la escuela. ¿Salen de clase y les tenemos que pedir que sigan otras dos horas? Ese planteamiento no es adecuado. Deben vivir también».
Aún así, en Amara Berri son flexibles: están en contra de mandar deberes de manera sistemática y todos los días. Sin embargo, algunas niñas y algunos niños tienen problemas y se elaboran en esos casos planes especiales.
Desde el mundo de la Educación muchas veces se ha denunciado que las madres y los padres dejan en mano del profesorado la educación de sus hijas e hijos. ¿No valen las tareas para construir un puente entre profesorado y las madres y los padres? Gorosmendi dice que no quiere que las madres y los padres jueguen el rol de la profesora o profesor. Deben trabajar las responsabilidades propias de casa, pero no las de la escuela.
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Publicado en Berria el 4/12/2015.
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