En una época, era habitual ver las calles de pueblos y ciudades llenas de niños y niñas que jugaban. Hoy en día, en cambio, esa imagen se ve mucho menos. Los coches han tomado su lugar, y ese lugar de juegos enorme, vivo y natural de los niños se ha perdido. Entre los padres y madres, es obvia la influencia que han tenido las creencias sobre la falta de seguridad en la ciudad, y ya no les dejan tanto jugar libremente por la calle a sus hijos.
El juego en la calle se ha limitado a los parques, en muchos casos, y estos tampoco se han hecho desde el punto de vista del niño. Teniendo en cuenta todo esto, muchos expertos han llamado la atención sobre la necesidad de recuperar las calles para los niños, dada la importancia que para ellos tienen los juegos libres, tanto en su desarrollo como en su educación.
El profesor de la Universidad Pública de Navarra Alfredo Hoyuelos ha explicado que las ciudades para los niños se han perdido «completamente», culpando principalmente a los nuevos modelos de organización y construcción de las ciudades. «Están organizadas para los coches y los trabajadores».
La idea de que las ciudades y pueblos no son seguras se ha ido extendiendo y los padres la han interiorizado. Por eso, tienen más reparos a la hora de dejar jugar solos y libremente por la calle a sus hijos. «Es contradictorio, ya que, según las investigaciones hechas en algunos pueblos y ciudades, habiendo niños en las calles, las ciudades se vuelven más seguras, y estamos haciendo justo lo contrario, quitando a los niños de la calle», dice Hoyuelos. Iñaki Larrea, profesor de Huhezi, ha comentado otra razón por la que vemos menos a los niños en las ciudades. «En una época, los padres y madres iban a buscar a los hijos a la escuela, y luego se quedaban en la calle jugando. Hoy en día, los apuntan a actividades extraescolares, por ejemplo».
Telleria se ha fijado en los tamaños de los parques que se han hecho: «Son grandes estructuras. Pero harían falta más parques pequeños. Muchos expertos dicen que que debería haber un parque como mucho a 300 metros de cada casa. Se necesitan muchos espacios para jugar, entendidos en red».
Los espacios de juego que están tomando fuerza, encima, no están en la calle. Se trata de las ludotecas y los txiki parks. «Son sitios cerrados, sin relación con la calle. Además, son reflejo del modelo capitalista que está en vigor. Las relaciones sociales en las que están basadas son las basadas en el capital. Y es que, para ir a los txiki parks y sitios así es necesario dinero», dice Tellería. Por este lado, solicita recuperar espacios a medio camino entre la separación extrema entre espacios públicos y privados. «Por ejemplo, los portales de casa, o los garajes abiertos a la calle».
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Noticia publicada en Berria, el 28/11/2015.
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