El placer intelectual consiste en la sensación agradable que experimentamos cuando aprendemos algo, resolvemos problemas, ponemos en práctica lo que hemos aprendido de manera efectiva o creamos cosas nuevas. El aprendizaje es placentero por naturaleza.
Es importante asociar el aprendizaje con emociones positivas, como es la satisfacción de descubrir nuevos conceptos y habilidades, y tener así motivación para querer seguir aprendiendo en un futuro.
Aquí puedes consultar el artículo de la revista Aula.
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