El mundo de la vida de nuestras escuelas es el juego de voces y de ecos que surge de esa necesidad imperiosa de preguntar, del deseo de aprender. Es el diálogo del yo y de los demás, con el conocimiento y con la cultura. El valor del diálogo para comprender el mundo mientras construimos nuestro sentido de bienestar, cultura y libertad.
Cuando las personas sienten que su voz es importante, están seguras de que serán escuchadas mientras aprenden y son capaces de reconocer y gestionar el desacuerdo para alcanzar el reto común.
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